viernes, 7 de diciembre de 2012

#. No es mucho pedir que entienda que ni yo misma me entiendo, y que no puede hacer que eso cambie.

—¿Por qué todo el mundo se empeña en ocultar lo que siente? Aunque digas que la odias, yo sé que la quieres.

—¿Yo?

—Sí. Se nota que la quieres por la manera en que la miras, el brillo que aparece en tus ojos cuando la tienes cerca y la sonrisa que te sale cuando ella se dirige a ti. Tiemblas cada vez que menciona tu nombre y cuando alguien dice algo bonito, tú siempre la miras como deseando decírselo a ella.

—¿Cómo sabes todo eso?

—Porque a mí me pasa lo mismo contigo.