viernes, 29 de julio de 2011

#. A veces necesitamos un poco de sur para poder ver el norte.

Silenciosamente abrió un par de centímetros la puerta &, en efecto, allí estaba, tumbada en la cama. Al instante sonó su móvil, su canción favorita. Ella se puso a bailar, enloquecía al compás de la música. Él la miraba fijamente, como un espectador de su propia vida, eso es: ella era su vida, & lo seguiría siendo hasta el fin de los tiempos... Es tan guapa. De repente, ella se percató de su chico, que no paraba de sonreír & mover la cabeza al ritmo de la sonada melodía; lo miró con ojos de complicidad, sonrió plácidamente & se acercó a él diciendo:

- Eres un cotilla, voy a tener que matarte.

- Adelante, me encantaría morir entre tus brazos.