Echarte de menos. Recuerdos. Escuchar canciones dedicadas, románticas, olvidadas. Lo que no he olvidado es llorar. Lágrimas, ríos de sentimientos que nacen en el corazón y desembocan en los ojos. Qué bonito era todo. Mentiras. Verdades a medias. Ilusiones de adolescente. Sueños sin futuro. Esperanzas que se esfumaron veloces como llegó el otoño. Frío. Hojas marrones. Más llanto. Heridas cicatrizando que nunca llegarán a sanarse. Viento y mejillas rojas. Castañas asadas. Tacones, fiestas y alcohol. Felicidad aparente: sonrisa en la cara y brechas en el corazón. Tranquilidad. Olvido. Si hasta dejó de doler. Fracturas abiertas. Deportes arriesgados. Mensajes baratos; conversaciones, discusiones que no querían ni empezar ni acabar. Muchas palabras. Te quieros que dolían más que las mentiras. Enfados. Dudas. Más lágrimas y menos cordura. Caminar, como una funambulista, entre el amor y el odio. Cúmulo de sentimientos. Contrarios e incomprensibles. Largas historias. Quizás juntos o tal vez separados. Hemos formado parte de lo mismo y eso, quieras o no, a los dos nos dejó marcados.