lunes, 5 de diciembre de 2011

#. Días... en los que no te apetece ni quejarte.

Me odio. Me odio cuando no puedo parar de sonreír, o cuando me hablan & simplemente no escucho porque estoy completamente inmersa en mis pensamientos. Me odio cuando echo de menos ese olor que a partir de aquel día me recordará siempre a ti, o cuando paso el día en una nube ideando cosas que probablemente nunca llegarán a hacerse realidad. Me odio cuando cierro los ojos & me veo ahí contigo sentada, jugando a decirnos entre sonrisas & miradas bajas aquello que en estos momentos deseo oír. Me odio cuando echo en falta esas conversaciones eternas en las que hablábamos de todo & de nada. Me odio cuando me doy cuenta de que estoy perdiendo el control, de que otra vez me vuelvo a ilusionar con una mísera sonrisa. Me odio cuando al cerrar los ojos tardo un mísero segundo en recordarte & te echo de menos. Me odio aún más cuando me doy cuenta de que no me hace falta cerrarlos para echarte en falta. Me odio por pasarme veintitrés horas & cincuenta & cinco minutos pensando en ti, porque los cinco restantes los dedico a dormir. Me odio porque en esos cinco minutos sueño contigo. Pero si te soy sincera, el motivo real por el que me odio es por no escarmentar. Por no darme cuenta de que esta vez será como las anteriores, que entre sonrisas & suspiros me perderé, & que tardaré más de medio año en volver a sonreír.