lunes, 5 de diciembre de 2011

#. Era tan grande que ni se veía.

Construí una muralla infranqueable, decidí que nadie volvería a pasar, juré que no volvería a caer jamás, que no me volvería a arriesgar, que no merecía la pena. Prefería no sentir nada a sentirme vacía, hueca por dentro, a sentir dolor, a sufrir constantemente por algo inalcanzable. Había conseguido ignorar lo que realmente sentía, lo había enterrado dentro de mí bajo llave. Hasta llegué a pensar que nunca más llegarías a salir de tu escondite. & de repente te veo, te veo & casi no me fijo en tu cara, intento que no se me note que querría saludarte & pararte. Tú simplemente me miras & te alejas, mientras yo de lo único que me preocupo es de si has escuchado los latidos de mi corazón, este corazón inquieto que cada vez que te ve no puede evitar ir más deprisa. & mi muralla se viene abajo, rompes la cerradura, sales de tu escondite & me vuelves a recordar que no hay muralla que construya que tú no puedas derribar con una simple mirada.