sábado, 23 de febrero de 2013

#. Pude verlo en sus ojos. Ese momento en el que cambió un 'te amo' por un 'te quiero'. Y ya no había nada que hacer para remediarlo. Me estaba olvidando.

Me aturden los recuerdos, la paciencia se consume. La dureza empieza a dar muestras de debilidad, a la indiferencia poco a poco se le cae el disfraz, y las verdades empiezan a aflorar. Quizá tratemos de ocultarlo, pero una sola mirada, un silencio o una sonrisa robada, saca a la luz los secretos más inconfesables. Me acuerdo, me acuerdo de ese olor a menta, de las risas que me sentaban mal y que ahora tanto echo de menos, de los "me encantas". Echo de menos esas conversaciones con un matiz de indiferencia que se me clavaban en el alma, echo de menos tus manos enredadas en mi pelo, tus dedos y los míos, y tus labios traviesos. Los "lo siento" más que habituales, las miradas que decían tanto, incluso ese TANTO que resultó ser nada. Tu risa, tus riñas, tus "no puedo", tus escusas, mis ganaslas tuyas, los besos inexistentes, los escondites recónditos, los lugares que nos vieron sin mirar, y ese ritmo tan lento que tú mismo ibas marcando. Te echo de menos. Y es cierto, quizá mejor asíamigos con derecho a recordarQuizá mejor dejar de buscar en motivos imposibles por los que sonreír.

jueves, 21 de febrero de 2013

#. Que rápido pasa el tiempo y qué lento te das cuenta de que nunca llegaste a olvidarle.

Hola, sí, soy la despechada. Quizá me recuerdes de películas como Pesadilla durante Navidad ó Róbame el novio otro día. Sí, vale, sé que tú también tienes derecho a ser feliz, y te debe parecer egoísta por mi parte, pero ¿podrías dejar de decir su maldito nombre cada vez que paso a dos metros de ti? Por mí como si te llama por ese mote que finges odiar, como si va a buscarte en el recreo, como si te regala una pulsera. ¡Hay alguien por aquí que intenta rehacer su vida sin éxito! Que te aproveche el tiempo que compartas con él, ya sean tres semanas o tres años, pero deja de andarte con esos recochineos cuando me tienes cerca, gracias. Porque yo sé más que tú sobre esto, sé lo que es la manera que tiene de hacer que nos sintamos especiales, sé lo encantador que puede llegar a ser. Y también sé lo que se sufre, lo que jode darte cuenta de lo estúpida que fuiste pensando que te quería. Porque te diré una cosa: la mayoría de las cosas que hace no tienen explicación lógica y es caprichoso, caprichoso como él sólo. Por eso, cualquier día puede decidir que la vecina de al lado tiene una sonrisa más bonita que la tuya y no parará hasta conseguir que ese gesto sea únicamente suyo. Y entonces caerás de la nube y puede que quizá entiendas cómo me llevo sintiendo yo todo este tiempo. ¿Sabes cuál es la diferencia? Yo seguiré muriéndome por él, tal y como lo hago ahora. Porque sí, estoy enamorada de él, de sus defectos, de sus mentiras y de sus cosas buenas. Tú no. Cuando veas la otra cara de la moneda abandonarás el barco porque empieza a hundirse. Y mientras, yo seguiré aquí, achicando agua.

miércoles, 13 de febrero de 2013

#. A veces querer no es poder, cuando se llega tarde.

Ya no sé qué pensar, qué hacer, qué creer. Solo necesito un pequeño argumento, una maldita excusa que me convenza de que no puedo caer así contigo. Odio verme como la chica fácil, como el segundo plato, como el jugador de reserva. Odio darme cuenta de que me conduces como quieres, que haces de mí una muñeca a tu antojo. Que si me dices ven, echo a correr hacia ti y cuando, cobarde, callas, me escondo debajo de las piedras. Odio sentirme tan estúpida, saber que solo acudes a mí ahora que te empiezas a cansar de todas las demás. Y me gustaría decir que soy fuerte, que he ignorado tus llamadas, pero eso, desgraciadamente, sería mentir. Odio la sensación de "únicamente asiente y sonríe" cuando tú, el menos indicado para poner condiciones, exiges cosas que a mí nunca se me pasaría por la cabeza pedir. Pero, por encima de todo, odio el no poder decirte a la cara lo que siento. Odio ser incapaz de contestarte a la cara lo que pienso realmente, lo que muero por responder cuando tú me preguntas qué me pasa. Odio esta mierda de autoestima, esta inexistente confianza en mí misma que me impide decirte que me pasa de todo, que he vuelto a llorar día sí día también, que me he pasado noches entera menospreciándome al ver tus fotos, que me he arrepentido trillones de veces al día por no confesarte que estaba enamorada de ti, que aquello que era tu juego de todos los días, para mí había sido lo único que había tomado en serio desde la primera vez que pasé por tu lado y tus dedos rozaron sin querer mi mano. Y no puedo, no puedo desprenderme de la última capa de chapa de esta armadura comprada en rebajas, tras la que me escondía de las indirectas, tras la que me ocultaba para evitar el dolor. Un reflejo de mi miedo. Miedo a reunir el valor suficiente para decirte todo esto y que tú me respondas con un: "Lo siento, lo siento muchísimo. Pero ella es la persona que más feliz me ha hecho sentir. Pero sabes que siempre podremos ser amigos". Y yo te diré que sí, que lo sé, aunque en ese momento quizá no recuerde ni quién soy, y me iré de aquel lugar buscando un motivo, un argumento con el que engañarme a mí misma, pensando que así lograré olvidarte y rehacer mi vida"Él se lo pierde", me dirán. "No sabía lo que quería, te mereces algo mejor". Y esa noche, cuando todos se hayan ido, me daré cuenta de que él no se pierde nada porque nada es lo que valgo, y que ni siquiera me lo merezco yo a él. Porque ¿sabéis? Sí, será un cabrón, un maldito bastardo que jugó conmigo y jugará con otra; pero para mí él sí fue y es la única persona con la que llegué a sentirme plenamente feliz.

martes, 12 de febrero de 2013

#. Algún día te señalaré el día de hoy como el último día en que pudiste recuperarme.

Con música empezamos y ahora son esas canciones las que me recuerdan que para mí ya acabó todoConfíate si quieres, piensa que voy a ser como esas otras tantas a las que también les debes de decir todas esas cosas. Que cuando chasquees los dedos supones que apareceré rauda y veloz. Suelen decir que soy una buena persona y que eso es lo que me mata siempre. Soy incapaz de desearte que te lleves el batacazo que yo y seguramente varias más se llevaron contigo. Porque sé que en realidad yo nunca importé, siempre jugaste al despiste, a las palabras mal dichas y a deshora, que son las que más duelen. Siempre dejabas una posibilidad para que todo saliera bien, y cuando me llamabas por esos motes llegaba a creer que todo era posible. Soy una tonta imbécil, que aún así no puede desprenderse de ti, no puede decirte que ya no quiere nada contigo por la simple y llana razón de que no quiero ser culpable de que lo pases mal. Aunque bueno, para qué engañarse, no se puede sufrir si no sentiste antes. Y mientras seguirán aquí las canciones, tu mano guiando mis dedos por las pistas. Tu mirada atenta, tu cuerpo lejos de mí. ¿Por qué tienes esa maldita capacidad de estropearlo, de joderlo todo sin tener en cuenta que había algo especial para mí aquí?

domingo, 3 de febrero de 2013

#. Nunca te pregunté si me querías, sólo traté de demostrarte que yo a ti sí.

Entonces llegó ese día, el día en el que me di cuenta de que no había aprendido a bailar bajo la lluvia. Así que la mezclé con algo de alcohol y me la bebí de un trago. Haciendo desaparecer así todas las veces que no te dije que te quería. Aunque eso ya da igual. Porque, al fin y al cabo, si hubiéramos sido tan especiales, no lo habríamos echado a perder así. Habrá que admitir que no fuimos nada de otro mundo, que lo que merece la pena, permanece en el tiempo, pero nosotros, nosotros nos hundimos con la primera ola que vino en contra. Ya no sé si nos estoy subestimando o poniéndonos por primera vez en nuestro lugar, la verdad es que duele igual de todas formas. Que tú nunca me necesitaste realmente y ahí fue donde comenzó nuestro problema. Que nos llevábamos bien, sí. Quizá demasiado. Pero nunca te llené del todo. Y si después de todo este tiempo no he conseguido hacerme indispensablees que ya no lo seré jamás. Que nos quedamos a un paso de ser almas gemelas, pero esa distancia ya es insalvable. Así que si vuelves un día a buscarme, porque te acuerdes de mi voz tal vez, me verás aquí, recogiendo esta lluvia que no deja de caer. Hasta entonces, se feliz, por ti, por mí, por los dos, por todas las veces que creímos que era posible.