domingo, 23 de diciembre de 2012

#. Cómo demostrar que existo si yo misma olvido que estoy.

He reído sólo para hacer creer a la gente que soy feliz. He llorado hasta que se me agotasen las lágrimas. He perdonado lo imperdonable. He tenido a las mejores personas cerca. He querido como nadie lo hará jamás. He conseguido fuerzas de donde no las había. He hecho reír a la gente con mil tonterías. He tenido el valor de construir un futuro que jamás se cumplirá. Me he comportado como una niña pequeña sólo para que vieran que todavía hay algo inmaduro dentro de mí. He sido el pañuelo de lágrimas de aquellos que se han derrumbado. He parecido pero no he sido. He llamado por teléfono sólo para que se acordaran de que existo. Me he hecho la sorda sólo para no oír lo que no quería escuchar, y la ciega para no ver lo que dolía. He conocido al primer (des)amor. He tenido el coraje de decir lo que pienso. Me he tragado mi orgullo para no perder a personas importantes. Me he guardado cientos de lágrimas para hacer creer que soy fuerte. He tenido momentos de locura sólo para ver cómo la gente es feliz. Y hoy, he sido capaz de levantarme, mirar al frente y seguir adelante a pesar de todo.

jueves, 20 de diciembre de 2012

#. Echaste raíces en mí, no hay ni dios que te arranque.

Siempre fuiste el jueves en medio de mi vida. Aquella botella que curaba mis heridas a base de amor. Siempre fuiste el trago más dulce y el más amargo. Eras lo que quedaba del sol cuando se iba, la primera calada de cada mañana, y la última de cada noche. Las burbujas del refresco más refrescante. La Luna, el Sol, y todas las estrellas. Formabas parte de esa libertad que se siente al bailar cuando apetece. Fuiste mi imposible, mi talón de Aquiles, mi perdición. Fuiste aquella piedra por la que hubiese vuelto a caer mil veces más. Fuiste todo aquello que quise y que no he vuelto a querer. Fuiste todo aquello que volví a hacer. Eres todo lo que volvería a hacer.

viernes, 7 de diciembre de 2012

#. No es mucho pedir que entienda que ni yo misma me entiendo, y que no puede hacer que eso cambie.

—¿Por qué todo el mundo se empeña en ocultar lo que siente? Aunque digas que la odias, yo sé que la quieres.

—¿Yo?

—Sí. Se nota que la quieres por la manera en que la miras, el brillo que aparece en tus ojos cuando la tienes cerca y la sonrisa que te sale cuando ella se dirige a ti. Tiemblas cada vez que menciona tu nombre y cuando alguien dice algo bonito, tú siempre la miras como deseando decírselo a ella.

—¿Cómo sabes todo eso?

—Porque a mí me pasa lo mismo contigo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

#. Que prefiero quererte a quererme sin ti.

¿Sabes qué? Vuelvo a ser feliz. No he dejado de quererte, para nada, aunque tampoco quiero dejar de hacerlo. No he conseguido olvidarte. ¿Para qué? ¿para qué olvidar la parte más feliz de mi vida? Ni siquiera he intentado mantenerte a distancia para no volver a caer, porque en realidad quiero. Quiero volver a caer en ti, una parte de mí necesita que juegues con ella. La otra, simplemente, quererte.