domingo, 29 de diciembre de 2013

#. El problema es que me señalas cuando te pregunto dónde te duele.

Cuando seas mayor, me preguntaban, qué quieres ser. Yo no lo entendía. Quiero seguir siendo yo. Pero es que me has dejado un vacío de esos que te ocupan pulmón entero, y medio del otro. En el otro medio guardo el miedo. Imagínate, el miedo a perderte de haberte perdido ya. Que tiene sentido según cómo lo mires, yo ya no miro nada con la esperanza de no sentirte (otra mentira más). Ni me miro en los espejos por si encuentro cicatrices (otro día menos). 
Lo he probado todo, y nada. He probado a otros, y tampoco. No hay manera de sacarte de mi cabeza.
¿Qué quieres ser de mayor? Te volvían a preguntar. Desde luego no esto que soy sin ti.
No haber aprendido a coser es un error que reconozco con el tiempo. Que basta que dejes las heridas a curar al viento para que no corra el muy cabrón. 
De mayor quiero ser contigo, pero eso antes no lo sabía.
¿Qué quieres ser de mayor? Y dijiste: sin ella.

martes, 24 de diciembre de 2013

#. Otra vez Martes, otra vez 24.


Algunos días (y quien dice algunos dice todos) me despierto y quiero limpiarte las legañas de los ojos. Y quiero poner la cafetera al fuego y que te sientes en la mesa de la cocina. Y quiero que me mires muy despacio (si es que se puede mirar despacio) a la luz que entre por la ventana y que te rías de las marcas de las sábanas en mi mejilla. Y quiero que me pidas magdalenas y darte galletas porque las magdalenas me las comí ayer yo (ya sabes que soy una glotona). Y quiero que te rías otra vez. Y quiero, si después de desayunar has de irte, que me beses antes de salir por la puerta, o simplemente que quieras quedarte y podamos volver debajo del edredón. Y quiero allí comentarte que la eficacia de las mantas depende solamente del calor de quien esté bajo ellas.
Y quiero que entonces te rías de nuevo.

viernes, 20 de diciembre de 2013

#. Creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño. Éso es amor, quien lo probó, lo sabe.

Sé que te va a sonar a tópico, pero te juro que no digo más que la verdad cuando confieso que me haces querer ser mejor persona. Me das ganas de levantarme temprano para hacer la cama y desayunar antes de ir al instituto, de no faltar a clase. Haces que ya no quiera decir mentiras, que intente irme a dormir temprano, que procure no llegar tarde a todas partes como solía. Pienso en ti y se me pasa un poco todo este odio hacia las personas y todo este enfado con el mundo, y ya no tengo tantas ganas de gritar como antes. Me animas sin saberlo a hacer cinco comidas al día, a comer fruta y verdura, a no beber café después de las siete de la tarde, a barrer debajo de la cama a menudo y a no dejar los libros tirados por el suelo. Por ti quiero aprender a cocinar y a hablar italiano, alemán, lenguaje de signos, braille o lo que se tercie.
Bien, creo que sabes a qué tipo de cosas me refiero: ya no quiero ponerle la zancadilla, ni literal ni metafóricamente a nadie, ni a los demás ni a mí misma. Gracias a ti.

viernes, 6 de diciembre de 2013

#. Matando por ti, muriendo por lo nuestro.

Viernes, 6 de Diciembre. De un año que ya no es nuestro ni lo será nunca. El tiempo vuela, pero yo sigo sin poder levantar mis pies del suelo. Tú sonríes todavía, pero mis labios ya no saben seguirte a donde sea. Porque tú tampoco quieres tenerme a tu lado. Crees que por aquí todo está bien, piensas que me he enamorado de alguien que no huele como tú y he pasado página, o más bien, quemado el maldito libro. Crees que a mí ya no me hace daño que de cuando en cuando me hables para decirme que me echas de menos, piensas que ya no me rompo en mil pedazos si me hablas de lo perfecta que es ella. Creo que jamás te he importado, pienso que sólo me buscabas cuando necesitabas que te salvara la vida una vez más. Creo que nunca me quisiste, pienso que no hiciste más que reírte de mí. ¿Sabes lo peor? Que, tal vez, los dos nos equivocamos. Que, tal vez, yo me hice tan imprescindible para ti que buscaste la manera de quitarle hierro al asunto. Que, tal vez, quieres pensar que yo ya soy feliz para no tener que reflexionar sobre si tú también lo eres con lo que has escogido. Con la que has escogido. Que, con toda seguridad, a mí me duele en el alma cada vez que oigo su nombre de tu boca y parece que es lo mejor que has saboreado nunca. Que, con toda seguridad y pese a todo, yo no voy a dejar de quererte. Nunca. Podría aprender a odiarte, sí. Pero no me perdonaría nunca tener que hacer eso con la persona que me regaló los cuatro mejores años de mi vida.

http://www.youtube.com/watch?v=r7tZvJan4pI

domingo, 1 de diciembre de 2013

#. Y es que, joder, somos el desastre más bonito del mundo.

Estaba pensando que escribir sobre el amor es mentira. No el amor en sí, sino escribir sobre él. Que yo puedo escribir sobre mi amor, tú sobre tu amor, él sobre su amor, nosotros sobre el nuestro, vosotros sobre el vuestro y ellos sobre el suyo. Pero nadie sobre el amor.
Creo que mi amor es un sentimiento muy contradictorio. Y no hablo de 'a veces te mataría, otras en cambio te quiero comer', sino de otra cosa. Hablo de que me resulta extraño que no todo el mundo se sienta como yo, y a la vez dudo que nunca nadie haya sentido nada parecido. Es bastante extraño.
Hay quien se enamora de quien le hace volar. Lo sé porque leo mucho, y tengo entendido que eso es lo normal. Pero él no me hace volar. Él me convence de que no podemos volar (ni nosotros ni nadie), y luego me enseña lo bonito que es caminar. Y así me enamora. Y ya está.