viernes, 12 de abril de 2013

#. Sé que debería dejarle, pero es lo único que tengo.

Solo sé que era Martes y que te habías cortado el pelo. Que por entonces ella no existía, pero que quizá tú tampoco sabías mi nombre. Que tenías (y tienes) lasonrisa más increíble y odiosa al mismo tiempo, por aquello de poder conseguir cualquier cosa con ella. Que tras esa mañana llegó la primera vez que me miraste a los ojos y me sometí en la incertidumbre que persiste hoy en día: el no saber si son negros o color CocaCola. Que también vino después la primera vez que me rozaste la mano, que dijiste mi nombre en voz alta, que me acariciaste el pelo. Que quizá en ese momento te reíste y me rebelé contra el mundo, negándome a escuchar otro sonido que no fuera ese. Que desde ese Martes tengo apuntadas casi cada palabra que me dijsite, cada vez que fui feliz en la máxima expresión; para no olvidar que una vez creí que todo era posible. Que hice un álbum de recortes con cada recuerdo traspapelado de esos que ya no tienen sentido desde que no existe un tú y yo. Que no se pueden contar las veces que me prometí a mí misma que dejarías de ser ese único motivo de seguir viva, al igual que son incontables las veces que recaí. Sí, que recaí. Que recaí por tu sonrisa de niño pillado en falta, por la forma que tenías de saber el momento justo en el que tenía que reírme en la cara de mis problemas. ¿En cuántas ocasiones me habré preguntado cómo no te diste cuenta de que eras mi vida, de que cada vez que te veía con ella se me encojía el alma? De que yo he aprendido a descifrar cada gesto, de que lo que yo te puedo dar ella nunca será capaz de ofrecértelo. Y que desde ese día, han pasado muchos Martes.

lunes, 1 de abril de 2013

#. Desde que te conocí, ya no finjo mi sonrisa.

A veces me pregunto cómo sería yo si ahora hace tres años y pico ya, no me hubiera fijado en lo bien que te quedaba esa camiseta y la gracia que tenías dando toques con el balón. Si nunca te hubiera visto sonreír así, y no hubiera vuelto a creer en algo. Si hoy no recordara la primera vez que me miraste directamente a los ojos, la primera vez que dijiste mi nombre en voz alta y me pareció la mejor secuencia de sonidos que había oído en años. Si no hubieras tenido esa costumbre de dejarme sin querer con ganas de más, de alejarte siempre cuando sentía el impulso de darte un abrazo, de racionar las sonrisas y hacerte tan imprescindible. Si no me hubiera dado cuenta de que la historia que tú tienes por contar pocos por aquí la poseen. Si no hubiera caído en la forma que tienes de guardar las manos en el bolsillo del pantalón por debajo de la chaqueta, mientras caminas con toda la tranquilidad del mundo. Si no hubiera comprendido que valías la pena, y no hubiera decidido darlo todo por ti, ser tu apoyo, ser esa persona con la que podrías contar en cualquier momento. Si no me hubiera hecho adicta a cada pequeño movimiento, si no me hubiera hecho una experta en tu olor. Si nunca hubiera pensado que eres como un niño grande, pero que tienes el mayor corazón en kilómetros a la redonda. Si no me hubiera desesperado cada día que no hablaba contigo, si no hubiera pagado mi mal humor gritándote. Si no me hubieras demostrado que te importo y que puedo confiar en ti. Si nunca te hubiera conocido... Nunca, jamás, hubiera sabido cómo te muerdes el labio, cómo te muerdes las uñas cuando estás nervioso. Cómo suena un "no tienes remedio" dicho por una voz como la tuya. Nunca hubiera jugado al tres en raya con tus lunares. No hubiera conocido el pequeño remolino de tu pelo. No hubiera sabido lo que es pasar el día contigo, y sentirme la chica más afortunada del mundo. Y siento miedo. Y un profundo agradecimiento a quien quiera que distribuya las corrientes marítimas, las arísticas y las de población. Por haberme posado en este país, en esta ciudad, en esta vida.