jueves, 21 de febrero de 2013

#. Que rápido pasa el tiempo y qué lento te das cuenta de que nunca llegaste a olvidarle.

Hola, sí, soy la despechada. Quizá me recuerdes de películas como Pesadilla durante Navidad ó Róbame el novio otro día. Sí, vale, sé que tú también tienes derecho a ser feliz, y te debe parecer egoísta por mi parte, pero ¿podrías dejar de decir su maldito nombre cada vez que paso a dos metros de ti? Por mí como si te llama por ese mote que finges odiar, como si va a buscarte en el recreo, como si te regala una pulsera. ¡Hay alguien por aquí que intenta rehacer su vida sin éxito! Que te aproveche el tiempo que compartas con él, ya sean tres semanas o tres años, pero deja de andarte con esos recochineos cuando me tienes cerca, gracias. Porque yo sé más que tú sobre esto, sé lo que es la manera que tiene de hacer que nos sintamos especiales, sé lo encantador que puede llegar a ser. Y también sé lo que se sufre, lo que jode darte cuenta de lo estúpida que fuiste pensando que te quería. Porque te diré una cosa: la mayoría de las cosas que hace no tienen explicación lógica y es caprichoso, caprichoso como él sólo. Por eso, cualquier día puede decidir que la vecina de al lado tiene una sonrisa más bonita que la tuya y no parará hasta conseguir que ese gesto sea únicamente suyo. Y entonces caerás de la nube y puede que quizá entiendas cómo me llevo sintiendo yo todo este tiempo. ¿Sabes cuál es la diferencia? Yo seguiré muriéndome por él, tal y como lo hago ahora. Porque sí, estoy enamorada de él, de sus defectos, de sus mentiras y de sus cosas buenas. Tú no. Cuando veas la otra cara de la moneda abandonarás el barco porque empieza a hundirse. Y mientras, yo seguiré aquí, achicando agua.