martes, 31 de julio de 2012

#. Si te vas a ir, déjame un adiós. O un clon tuyo que sí me quiera.


Cómo te explico que aún no te he olvidado, cómo te digo que todavía sueño con ese posible reencuentro. Cómo le miento a mi mente para no pensarte, cómo le niego a mi corazón, si sabe que no puedo tenerte, cómo me resigno a dejarte ir de una vez y para siempre. Es la misma situación una y otra vez. Maldito sueño repetido, maldito deseo reprimido, malditas ganas de volverte a ver. Y maldito este amor que aún después de tantos años, sigue tan latente.

jueves, 26 de julio de 2012

#. Se acabó todo lo que había, que realmente no era nada.

"Nadie se muere por un amor que no le conviene"
¿Es cierto esto? Yo creo que para esta pregunta nadie tiene respuesta (aún). Después de un amor todo el mundo sigue vivo, aunque se sienta muerto por dentro. La gente siempre dice: 'sigue a tu corazón...', pero, cuando el corazón está roto... ¿qué parte debo seguir? Todo este tiempo he estado dudando de ti, pensando si eras lo mejor o lo peor que me había pasado en la vida. Han sido tres años llenos de momentos buenos y malos, llenos de alegrías y de la tristeza más absoluta (solo por mi parte, claro), de sonrisas y lágrimas, de pensar en ti 25 horas al día. De millones de consejos, de cientos de 'olvídate de él'... No sé si todo lo bueno ha sido bueno de verdad, ni si todo lo malo ha sido realmente tan malo. Solo sé que nunca podré olvidar esos lugares donde tú y yo éramos felices, en los que me mirabas con otros ojos, todas las sensaciones nuevas que me provocaste. Y es que eras mi todo, aunque tú no me dieras nada. Pero... ¿ahora? Ahora yo he descubierto nuevas sensaciones sin ti, el olor de otros cuellos, el cariño de otros corazones. Y ¿sabes? Ahora no me pareces tan perfecto. La vida es bella, puede serlo incluso sin ti.

viernes, 20 de julio de 2012

#. Me gustaba como eras antes. Tu forma de tratar de conquistarme. Ya cuando supiste que te amaba... perdiste todos los detalles.

¿Y qué pasa cuando decides olvidarlo? ¿Cuándo decides no seguir luchando por algo que te está matando? Algunas personas dicen que rendirse es de débiles... yo creo que en realidad, rendirse cuando algo no merece tu dolor, cuando quieres algo pero te das cuenta de que nunca lo podrás tener, por mucho que luches día a día... eso, es de valientes. Y es que yo ya me he cansado de sentir las mentiras volando a mi alrededor, el frío de la noche cuando tú no estás, el silencio que dejas cuando te enfadas y decides irte, y las lágrimas que provocas cuando todo falla una vez más... Aunque haya decidido irme, y esta vez sea de verdad, no puedo evitar quedarme siempre con las mismas puñeteras preguntas rondando por mi mente: ¿por qué yo? ¿Por qué a mí? Yo te quise... nunca te hice daño. ¿Por qué todo no puede ser tan fácil como al principio? ¿Por qué, por qué, por qué...? Lo único que me queda son las ganas de ser feliz aunque cada día tenga el corazón un poquito más roto. Nunca fuimos nada, pero siempre hubo algo. Siempre estuviste lejos, pero nunca pensé que ese fuera motivo suficiente para que te olvidaras de mí. Al fin y al cabo, yo nunca te olvidé... nunca pensé que ese fuese motivo para dejar de creer, sin embargo, hoy ya no creo en nada.

jueves, 19 de julio de 2012

#. Hoy se marchó una luz de la tierra, pero brillará en el cielo.

¡¡Hola abuelo!! Quizá te extrañe que te escriba hoy, ya que te escribí hace tan solo unos días. Pero es que tengo una noticia que darte: hoy abuela, te echaba tantísimo de menos, que se marchó a verte. Fue tan rápido, yo no lo esperaba, es más, no me dio tiempo a despedirme. Por eso quería que le dijeras unas cuantas cositas de mi parte, para que sepa lo mucho que la quiero:
Dile que fui afortunada de conocerla, que me ha enseñado cosas que nadie sabe. Dale las gracias por haberme tenido en su casa todo el tiempo que necesité y darme todas las cosas que podía. También gracias a ti, claro. Con vosotros las mediodías eran mi parte favorita del día. Dile que gracias por enseñarme esas canciones, ya nadie las recuerda, pero dile que no se preocupe, que aunque ella ya no esté, yo seguiré cantándolas como me enseñó, para que nunca se pierdan. Dile también que la quise mucho, que la quiero mucho. Que me gustaría que pasárais otra nochevieja con nosotros, y poder bailar hasta tarde, todos, juntos, siempre. Pero no estáis, y yo no puedo hacer otra cosa que echaros de menos.
Abuela... ¿cómo puedo decirte lo que has significado para mí desde que nací? Todas las palabras se quedan pequeñas para agradecerte todo lo que has hecho por mí. Las risas, los llantos, los momentos difíciles en los que siempre me enseñabas que debíamos ver esa pequeña luz. Hoy ya no estáis aqui. Y seguir sin vosotros duele. Pero sé que donde quiera que estéis os sentiréis orgullosos de mí, cuando hablen de vosotros, cuando mencionen vuestros nombres y yo levante la cabeza bien alto diciendo: sí, así eran mis abuelos, las personas más maravillosas del mundo. Os quiero muchísimo, infinita, sincera y eternamente.

PD. No os preocupéis, no habéis muerto. Vosotros viviréis mientras yo viva. En mi recuerdo. Siempre. Aquí dentro.  

jueves, 12 de julio de 2012

Querido abuelo:

Hoy mamá me dijo que te escribiera, porque ya hace un mes desde que te fuiste y no has vuelto, y todos los días le pregunto si puedo escribirte. Me han dicho que allí donde estás se está muy bien. Que hay mucha comida todos los días y juegos para que no te aburras. También me dijeron que ahí tienes calefacción y tele, así que no me preocupo de nada. Pero te contaré un secreto, y cuando vuelvas, no se lo cuentes a mamá, que se enfadará conmigo:
Abuelo, ya he crecido otros dos centímetros y en este tiempo me he portado muy bien, pero... echo de menos que me ganes a las cartas cada tarde, y aunque mamá juega conmigo todos los días, ganar ya no me sabe bien sin ti. Ya es verano un año más y sé que cuando vuelvas podré ganarte el pulso que te debía por una chuche. Decirte que los puzles ya no son lo mismo si no te picas conmigo a ver quién los termina antes. Confesarte que fue un gran alivio para mí que emprendieras este viaje sin dejar de oír mi voz. Ojalá valiera decirte que hace demasiado frío sin ti al otro lado de la mesa. Que echo de menos que me ofrecieras un dulce cada tarde cuando pasaba a verte. Tienes que saber que no he vuelto a divertirme como lo hacía contigo jugando al veo-veo. Que nadie nunca jamás podrá reemplazar nuestras tardes de juegos, nuestros días de risas, nuestros secretos... Y aunque mamá me ayuda a que piense en ti sin derrumbarme, la casa ya no tiene tu olor. No he podido evitar pensar en las cosas que nos hemos perdido desde que te marchaste, pero no te preocupes, porque cuando vuelvas, podremos recuperar el tiempo perdido. Y bueno, aunque según mamá allí estás bien, he cogido mantas que había guardadas en su cuarto, y con las monedas que me daba la abuela cada vez que íbamos a verla, te he comprado chuches para que no pases hambre. Y en cuanto a la tele y los juegos, me dicen que también tienes allí; pero no te preocupes, te dejaré todos mis peluches para que no te aburras. Pero vuelve, que te echo muchísimo de menos, y cada vez que pregunto que si puedo ir a verte, me dicen que el cielo está muy lejos...

martes, 10 de julio de 2012

#. & un día te das cuenta de que el camino de la vida tiene de todo, menos una barandilla donde agarrarse.

Vaya, ¿ves? Te dije que no aguantaría sin volver a mencionarte por aquí, soy débil. Aunque no en todo: he de decirte que tú me hiciste fuerte, que después de las putadas, uno pierde la esperanza, sí, pero el corazón gana coraje. Me he ido haciendo a esto de caer con los años, tú prometiste hacerme feliz, pero nunca pensamos en la hostia que conlleva caer después de haber estado sobre el cielo. Y el verdadero problema de caer; es que arriba estuvimos juntos, pero caímos por separado. No he vuelto a subir, me da miedo. Y por culpa del miedo he perdido ya a unas cuantas personas que metí en el mismo saco que a ti. Pero esto no puede seguir... voy a olvidarte. Puedes reírte, doy por hecho que lo harás, sabes perfectamente que lo he intentado y aquí sigo sin conseguirlo, pero esta vez es distinto. No sé qué cojones hago desaprovechando tantas oportunidades, tirando tantos sentimientos y esquivando a personas que realmente me quieren. Así que, si me encuentras por ahí, no me mires, ni me sonrías, ni te acerques, ni me hables. Y si lo haces, te encontrarás con la mayor sonrisa que ha salido de esta cara,  con la felicidad más plena que hayas podido observar. Porque a pesar de todo, sigo siendo el orgullo en persona, y aunque esté rota por dentro, siempre te mostraré una felicidad que en mí, probablemente nunca exista.

lunes, 9 de julio de 2012

#. A veces pienso que olvidas que te quise más que a mi propia vida.


Ponte guapa tan solo para fastidiar al que pudo tenerte y no te tiene, para asombrar a los que te conocen y a los que no te conocen también. Siéntete la mejor de todas. Cuando haya un rumor sobre ti (sea verdad o no), ve con la cabeza bien alta siempre. A palabras necias, oídos sordos. Y a los capullos, ni el oído, ni la palabra, ni la mirada si quiera. Que os jodan. Reconoce tus errores, demuestra que te arrepientes, aprende de ellos. Y con eso, no tendrás ni que mencionar la palabra 'perdón'. ¿Por ocultar? Ocúltalo todo; miente, niega, invéntate. Pero solo sobre ti, de los demás que se encarguen ellos. ¿Por los amigos verdaderos? Da todo, miente, arriesga, engaña, perdona, ayuda, escucha, habla, calla, ríe, llora. Y ellos lo harán por ti. Come helado, mánchate, sé feliz en la calle, en tu casa, de tiendas, en el médico... Esquiva tus obstáculos con serenidad. Pasa de problemas. Monta en globo, haz puenting, escribe un libro sobre tu vida. Porque tú no criticas: solo dices la verdad sobre los defectos de ciertas personas. Sé fuerte, olvida, ama, sufre, olvida y ama de nuevo. Porque la vida es eso, caer y levantarse.

#. Querido diario: ya no le echo de menos, pero si lo pienso conmigo, me echo de menos a mí. Y eso sique es un desastre...

Subo la persiana, el cielo está indeciso (el gris no es un color, es una duda). Tomo fanta, la coca-cola me trae demasiadas malas pasadas. En la nevera hay una nota: 'mañana vendrá a verte el hombre de tus sueños'. Pero siempre es mañana. Si no tienes enemigos es que no has dicho una verdad en tu vida, si no tienes amigos es que no sabes mentir. Creo que la culpa de esta sensibilidad que me aturde es de las canciones infantiles que me azotaban de pequeño; no saber si Mambrú volvió de aquella maldita guerra, y que ella, la chica de las pecas, tuviera que pagar el doble por un paseo en barca. Las chicas bonitas lo tienen más fácil, hasta en el amor. El amor es como un perro que le mueve la cola a todo el mundo, pero se marcha con quien le lanza el corazón más cerca (no te fíes nunca de un hombre que tiene como mascota un gato). Bajo la persiana (el negro no es un color, es un secreto). Me tumbo, pongo una canción, suena como si tuvieras la culpa de todo el desamor del universo. Tener un desamor es ponerle rostro al odio. Y a mí lo que me duele de verdad es no dolerte. Y no esta jaqueca de pensarte. Ahora subo y bajo la persiana. Gris y negro. Espero. Como si hubieses escrito en la suela de tus zapatos: volveré algún día de estos y te pintaré de azul el cielo de la boca. Cuando toda tu vida depende de una persona y esa persona no eres tú mismo, puedes darte por jodido. Así estoy precisamente: jodida y no jodiendo. Triste. La tristeza es el único sentimiento más rápido que la luz. Ahora ha cambiado su foto de perfil, tiene los ojos más marrones que nunca (el marrón no es un color, es una ausencia). Y mientras yo vomito una melodía enquistada en mi cerebro, mi orgullo tambaleándose hasta la cocina, arranca una nota de la nevera. Otra vez.

miércoles, 4 de julio de 2012

#. Contigo elegí lo imposible, pero a mi corazón le gustan los retos.

Existe cada vez que lo pienso. Es aquel de allí, bueno, seguramente no lo veréis, a primera vista no es el típico hombre que sale en los sueños de las mujeres. Sin embargo, ocurre que solo desde que lo sueño, me siento mujer. Tengo la terrible necesidad de que me haga daño, que me muerda el corazón, que me haga sufrir como en las noches de verano, que abra una herida en mi alma del tamaño de su nombre. Cualquier cosa que lo haga real e intenso. Algo que duela de verdad. Como el amor. Si alguna vez se me ocurre hablar de su boca, si en algún momento soy tan estúpida de hacer metáforas sobre ese infierno que antecede a su garganta, si soy capaz de decorar su sonrisa con algún adjetivo, no os estaré mintiendo... solo será otro intento fallido de expresar la realidad. No recuerdo cuándo fue la primera vez que lo vi, pero sí en qué momento aprendí a mirarle. Lo pienso cada vez que existe. Siempre.