miércoles, 30 de diciembre de 2015

#. Eres la razón por la que no razono.

Te quiero prácticamente desde que te fuiste. 
Te quiero lo mismo el sábado por la noche, el domingo por la tarde y el  lunes por la mañana. Imagínate. 
Te quiero y sé que es así porque no me importa el daño de después. 
Te quiero tanto que lo negaría. 
Te quiero como si llevara haciéndolo toda la vida. 
Te quiero fuera de mi vista: tan cerca que no pueda ni enfocarte. 
Te quiero como si fueran a prohibirte mañana. 
Te quiero todo lo que no está escrito porque algún día lo escribiré. 
Te quiero por encima de toda esta pena. 
Te quiero por encima de todos los miedos.
Te quiero como si nunca me hubieran hecho daño. 
Te quiero tanto que te perdería. 
Te quiero porque conoces todo lo malo de mí y no te importa. 
Te quiero. No es lo que tú quieres, pero es para siempre.

martes, 1 de diciembre de 2015

#. Ya no sé si puedo o no puedo porque solo me quedan ganas de no intentarlo.

Esto es una carta para decir que me he ido: cada vez exporté más y cada vez me importaste menos.
Me estoy dejando la fuerza en llegar a ningún lado. He viajado demasiado como para no darme cuenta de que en todo lo que me rodea ya no queda suficiente espacio. Imaginad un maratón sin meta. Ahora hacedlo todo el rato. 
Me cansa estar triste y no me compensa, al menos uno de los dos cumplió la promesa. Son tantos los buenos recuerdos que he olvidado... A veces nos dejamos llevar por lo que parece que nunca va a pasar, pero pasa. Y una vez que aprendes a sonreír... ya no se olvida.
Se ha quedado una noche espantosa para hablar de la triste utopía de querer vivir para llegar a ser algo. Qué mala suerte, me dijeron. Supongo que suerte acabará muriendo como lo hacen todos los villanos. Sólo sé que el que nada también se ahoga, no puede estar nadando siempre. Decidme qué hago con todo esto que hago sin querer hacerlo, decidme algo. He perdido los propósitos porque no los he cuidado. Y los entiendo: yo también he huido de aquellos que me han olvidado. Yo, sin embargo, parece que no vaya a olvidarte nunca, ni que valieras la pena.
Quiero que sea no sé cuando, pero que sea; cualquier momento podría ser mejor que este.
Tengo un mapa apuntando a mi cabeza y pienso usarlo; tampoco sé cuando. No tengo paciencia, ni ganas de tenerla, ni interés en buscarla, ni motivos para encontrarla, ni tiempo para usarla. 
¿Alguien recuerda quién salvaba al héroe?

domingo, 11 de octubre de 2015

#. Lo rápido que ha cicatrizado tu herida solo indica lo pequeña que era.

Agazaparte bajo los cuadros de las sábanas, achicar el agua de las papeleras, quemar los semáforos en rojo y la radioactividad del azul. 
O como otros dicen, tener miedo.

Comprar todos los mecheros de la ciudad, solo para ver cómo se consumen mientras se te enquista la sonrisa en una madrugada de invierno. Abrir la ventana a la lluvia, para que se inunde ese cajón donde guardas los últimos retazos de su letra, los últimos pentagramas de su olor, los últimos recuerdos que te gritan que él, una vez, no te pidió no dormir. 
O, como otros piensan, echarle de menos.

No escribir un poema, porque un poema que se escribe y no se siente, no es poema sino precipicio (y tú, hace martes que no sientes nada). Agarrarte al colacao del desayuno, como si fuera el último bote salvavidas y tu cocina, el mar del Norte. 
O como otros temen, sobrevivir.

Y que te quede grande la vida y la muerte y hasta esos pantalones que él jamás dirigió con sus dientes. Y no saber qué hacer, claro. 
Es lo que por ahí llaman perderse.

domingo, 2 de agosto de 2015

#. Aquella noche debí haberte abrazado de por vida.

Puedes darte por jodida cuando las canciones más tristes cuentan tu historia y ahora mismo, las tengo todas sonando en mi cabeza y llevan tu nombre por título.
¿Te acuerdas de aquella noche en la que me dijiste "ya iba siendo hora de encontrarnos otra vez" ? Entonces, tus besos se parecían tanto al amor que le diste la vuelta a todos los relojes para que así se hiciera eterno.
Debo ser la chica más triste que esté ahora mismo asomada a una ventana. Y si sé que juego en desventaja es porque estoy jugando a no recordarte, y voy perdiendo por goleada.
Pero voy a esperarte aquí, como quien baila en el alféizar pretendiendo no caerse. Como quien sueña con esa magia que consiguen algunas personas tumbándose al lado del punto y final, para convertir la historia en eterna.
Voy a esperarte aquí, como quien no tiene nada que perder porque ya te ha perdido.

viernes, 19 de junio de 2015

#. Que a lo mejor no tenemos que llegar muy lejos en la vida, sino simplemente hacerlo a un lugar donde merezca la pena quedarse.

Cuando era pequeña solía leer muchos cuentos de hadas. En los cuentos de hadas siempre existe un príncipe azul y él es todo lo que siempre habías querido. En los cuentos de hadas el malo de la película es fácil de detectar. Siempre lleva una capa negra para que sepas quién es.
Después creces y te das cuenta de que el príncipe azul no es tan fácil de encontrar como pensabas. Te das cuenta de que el malo no lleva una capa negra y no es nada fácil de detectar: es divertido, te hace reír y tiene el pelo perfecto...
Esto hace que la gente deje de creer en el amor después de tantas decepciones. Pero hay que ser valiente.
Yo creo que ser valiente no es la ausencia de miedo. No es no estar nunca asustado. Para mí, ser valiente es tener miedos. Ser valiente es tener dudas. Montones de dudas. Para mí, ser valiente es vivir a pesar de todas las cosas que te asustan de la muerte. Ser valiente es enamorarse locamente de nuevo, a pesar de que te hayan herido antes. Ser valiente es caminar hacia tu primer día de instituto cuando tienes trece años y la sociedad lucha por empequeñecerte. Ser valiente es volver y luchar una y otra vez por lo que quieres, incluso cuando cada vez que lo intentaste antes, perdiste. Es de valientes tener fe en que algún día las cosas cambiarán. Ser valiente es tener el valor de decir adiós a alguien que solo te hace daño, incluso si no puedes respirar sin él. Creo que es de valientes enamorarte de tu mejor amigo, a pesar de que sabes que está enamorado de otra persona. Y cuando alguien te pide perdón constantemente por cosas que nunca dejará de hacer, pienso que es de valientes dejar de creer en él. Es de valientes decir NO LO SIENTES y alejarte. Creo firmemente que amar a una persona a pesar de lo que la gente piense es ser valiente. También creo que permitirte llorar en el suelo del baño cuando todo se desmorona para ti es ser valiente. Dejar ir es ser valiente. Por supuesto, seguir adelante y estar bien es de valientes también. Pero no importa cuánto te ponga a prueba el amor, tienes que creer en él. Tienes que creer en cuentos de hadas y en príncipes azules y en felicespara siempre. Es por esto por lo que escribo. Porque creo que amar es ser valiente.

jueves, 30 de abril de 2015

#. De la magia sólo sé que es algo nuestro.

Me estás malacostumbrando. Has conseguido que dejarse llevar por la alegría sea lo más fácil del mundo, lo que siempre evité para que la caída fuera menor cuando todo dejara de ir bien. No es sólo que haya encorsetado mi felicidad a tu presencia, es que ahora también mi tranquilidad, mi seguridad, mi confianza en mí misma dependen del número de veces que me has abrazado hoy, de la cantidad de palabras que me has susurrado al oído. Me estás malacostumbrando a eso de sonreír a todas horas como una tonta, y me he dado cuenta de que no querría dejar de hacerlo nunca. Que yo soy la que te entiende, la que te conoce casi a la perfección, la que ha aceptado tus pequeños defectos por considerar tus virtudes lo más especial que he visto nunca reunido en una sola persona. Que a veces siento que te quiero tanto, que pienso que jamás nadie ha querido a nadie como yo a ti. Que cuando estoy a tu lado soy como un satélite, que todas mis terminaciones nerviosas están más pendientes de tus latidos que de preocuparse de si sigo respirando. Que por mucho que lo oculte, por mucho que lo niegue, tú eres la más perfecta mala costumbre.

viernes, 3 de abril de 2015

#. Sé que eres tú porque ya no quiero conocer a nadie más. A nadie.

Espero que duremos. Espero que lo hagamos. Pero si no lo hacemos, así es como quiero que me recuerdes:
Quiero que me recuerdes acurrucándome, escuchando los latidos de tu corazón y trazando mapas a través de tu piel. Recuérdame riéndome de tus chistes, incluso de los malos. Recuérdame histérica por absolutamente ninguna razón y llorando porque una vez me hiciste tanto daño que ninguno de los dos pensamos que me recuperaría. Recuérdame valiente, aquella vez que cogiste mi mano y yo pensé que iba a morir; recuérdame asustada y amable y delicada y frágil - sólo para ti, y sin embargo, sólo por ti.
Recuérdame feliz, y haciendo todas las cosas ridículas con las que intentaba llamar tu atención. Recuerda la manera demasiado torpe que yo tenía para hablar contigo y la absoluta locura que nos condujo hasta formar un nosotros. Recuerda todas las primeras veces y que fueron tan deliciosas que volvimos a tener segundas y terceras y cuartas. Recuerda las canciones que no podía dejar de escuchar y los sueños infantiles que tenías sobre nuestro futuro. Si te sirve de consuelo me permití tenerlos también.
Se trata de que no quiero que recuerdes el final.
Recuerda el principio. Recuerda la primera vez que lo supiste.