jueves, 21 de abril de 2016

#. Y fue cuando conseguí deshacer el nudo en mi tripa cuando se fueron también las mariposas y todo lo que no me dejaba tragar.

He dejado de culparme: me he dado cuenta de que aquellos que me hacían sentir demasiado eran, simplemente, insuficientes.
No he podido evitar pensar en todas las cosas que te has perdido desde que te fuiste. En todo lo que (nos) hemos perdido. Así que he decidido ponerte al día de las cosas más importantes:
Desde que no estás, muchas situaciones me han recordado a ti y tu forma de ser, y ninguna ha sido buena. He viajado a todos esos lugares que algún día serían testigo de lo que me querías, y he descubierto que pueden ser maravillosos también sin ti. He reído a carcajadas sin ser tú el motivo y te juro que he sido feliz. Desde que te fuiste he descubierto el aroma de otras pieles y el verdadero significado de la palabra volar. He querido. Mucho. Y de verdad. (Ojalá entiendas eso).
Desde que no estás, he bebido para olvidar que no olvido que no puedo olvidarte. Y me he dado cuenta de que las penas no se ahogan en la barra de un bar. De que en el bar hay amigos, música y mil razones para querer vivir más. He soñado mucho y a lo grande y no he vuelto a tener pesadillas que me ahogaban al despertar. Desde que te fuiste he cantado canciones hasta quedarme sin voz (y sin razón) y la he recuperado solo para seguir cantando. He conocido a gente que merece la pena y he descubierto que tú nunca la mereciste. Desde que no estás tengo demasiados latidos para tan poco pecho, aunque el tiempo me haya hecho el corazón más grande que la pena. Y me he dado cuenta de que no necesito nada de ti, y que no volveré a hacerlo nunca. Desde que te fuiste me sobran las formas, las excusas y las palabras. Me sobra el pasado, el silencio y la tristeza. Me sobra la ciudad y los enamorados que hay sobre ella. Me sobran las mentiras y las noches que duran días, me sobra esta bendita paz y esta ausencia de ruidos. Con la de sonidos bonitos que me quedan por escuchar. Amor, desde que no estás lo único que me falta es llorar. Y no lo echo de menos.