lunes, 1 de agosto de 2011

#. La sensación de hundirte en el fondo de tu vaso día a día.

Mírame. Pero por favor no pienses demasiado alto que me ves sólo como a una amiga, no podría soportarlo. Cada día es más difícil tener a dos centímetros tu cara & saber a ciencia cierta que conozco el tacto de la piel de tus mejillas, & cuantos minutos de sol de más ha tomado tu cuello. Haberme aprendido a conciencia la colocación de esos lunares en tu espalda, los centímetros que te crece el pelo hasta que empiezan a formarse remolinos, la cantidad de luz necesaria para que tus ojos parezcan del color de la coca - cola en lugar de negros. Reconocer tu olor en cualquier parte & llevarme una desilusión al girarme & no encontrar tu pecho, caer en la cuenta de que han sido imaginaciones mías. Poder dibujar con los ojos cerrados la línea de tus hombros, abrazarlos & creer que nunca vas a irte de mi lado. Cada día cuesta más todo esto, pero, sobre todo, duele oírte hablar de ella como si fuera la chica perfecta. Bueno no, no duele. Mata. Me está matando que me pidas consejo para hacerle un regalo, que tengas en cuenta mi opinión para ir a esa fiesta con ella o no. & yo debo de ser muy tonta, o quizás algo masoca, porque aunque me duela en el alma, te ayudo. Realmente, te estoy aconsejando el regalo que sueño que me hagas tú. & te digo: vete, vete con ella. Con lo fácil que sería convencerte para que no fueras, parezco imbécil empujándote a sus brazos. Ya no sé si esperas que yo te diga que no vayas, si estas a la espera de una señal, o si simplemente estos son mis intentos de engañarme cada vez que me sonríes & vuelvo a creer que soy capaz de todo.