jueves, 10 de octubre de 2013

#. Confesiones de una soñadora.

Tengo un sueño que se repite…
Estas tú, en frente de la iglesia del pueblo donde vivo. Miras dentro a través de la puerta y tu mirada es triste y está anegada de lágrimas. Pero estás tan guapo…
No puedo evitar acercarme a ti y al verte tan frágil, tan contrario a lo que aparentas ser siempre, sólo se me ocurre abrazarte y decirte que todo va a salir bien.
Y entonces la veo, sale por la puerta con un vestido de novia largo y elegante. Es ella. Está tan guapa… aunque, claro, indudablemente tú piensas lo mismo. Lo puedo ver en tu mirada. La miras exactamente como yo te miro a ti, reconozco ese sentimiento perfectamente.
La amas.
Al salir de la mano de un hombre que no eres tú no aguantas más y estallas en sollozos. Ella te mira fingiendo indiferencia pero con un ápice de culpabilidad en sus ojos. Te aguanta la mirada un instante y después continúa su camino de la mano de su marido y jamás vuelve a mirar atrás…
Yo decido acompañarte a casa. En tu estado eras capaz de cualquier cosa. Te conozco muy bien, aunque tú no lo sepas.
De camino yo no paraba de observarte a cada instante, tú únicamente mirabas al suelo pensativo. La misma idea de antes pasó por mi cabeza: quisiera abrazarte, protegerte, curarte y salvarte de todo lo que te hace daño.
Finalmente eres tú el que termina acompañándome a casa. Antes de marcharme me das un fuerte abrazo y me besas… noto como haces un esfuerzo sobrehumano por sentir por mí la mitad tan siquiera de lo que sabes que siento por ti. Te apartas y me miras.
-Sólo estoy aquí porque sé que detrás de cada caída tú siempre me esperas-dijiste.
-Lo sé-contesté-, pero no me importa, porque estás aquí y yo estaré siempre. Cada vez que te rompan el corazón, cada vez que necesites desahogarte con alguien, cuando estés lleno de rabia o muerto de celos. Yo voy a estar aquí aunque me duela… porque más me dolería aún dejar de existir para ti. Al menos una ínfima parte de lo que me toca ahora. Te quiero. Sé que tú a mí  no. Sé que me utilizas. Sé que mientes muchas veces y que tú intención no es hacerme daño, aunque no te importo demasiado. Sé todo eso y más cosas, pero, dime, si no es por ti… por protegerte y ayudarte siempre, por estar pendiente de ti e intentar entenderte… ¿para qué vivo?
Me despierto entre sollozos. Siempre conseguiste hacerme la persona más feliz y desdichada al mismo tiempo…


29/8/2013