jueves, 24 de octubre de 2013

#. Pues me pasa que me pesa, que me pisa, que no paso, no, no paso.

Ya sé que no puedo pedirte que estés esperando en mi portal cada vez que salgo a la calle, ni que aparezcas para ahuyentar la tristeza cada vez que acecha. Sé que no puedo pedirte que sientas lo mismo que yo, que sueñes, aún antes de dormir, que tu almohada es mi pecho, y que en lugar de contar ovejas, cuentas mis latidos, ni que vibres cada vez que mi mano pasea por tu espalda, ni que encuentres mi nombre en todas las canciones, o mis manos en todos los vacíos. Sé que no puedo pedirte que te mueras de miedo a perderme o de ganas de verme, ni que te eches de menos conmigo o me eches de menos a mí. Ni que me quieras, siquiera. Pero tú, por favor, no me pidas que no llore.