domingo, 6 de mayo de 2012

#. No tengo ningún problema con el silencio siempre y cuando lo uses para besarme.

Para esta vida me pido al chico de las cinco sonrisas, el del corazón enorme y la transparencia por bandera. El que me cuenta la historia de cada cicatriz y los motivos hasta que se decide a decir un te quiero. El que hace que todo vuelva a ir bien solo con el sonido de su risa. El que me escucha aún cuando hace horas que debería haberme dejado tirada, el que me pica solo por la satisfacción de que vaya tras él a buscarle. El que provoca que no pueda estar más de cinco minutos enfadada con él y con el resto del mundo cuando me mira con esa cara. El que hace que cada palabra, cada verso de esos poemas de amor que tan poco le gustan, cobre un nuevo significado con su voz. El que sabe perfectamente donde está el boton 'on' de mi risa y el momento justo en el que tiene que pulsarlo para evitar que todo a mi alrededor se hunda. El que me ha hecho una total experta en eso de jugar al tres en raya con sus lunares. El que es más que un 'mucho', un 'todo', más que toda esa mierda de 'para siempre'. El que me entiende con una mirada, el que me echa en falta aún cuando no le estoy haciendo caso a posta. Aquel que me derrite con su olor, con los pasos de baile que se marcan sus manos por el papel, con cada parpadeo con el que espera que le conteste mientras yo no puedo ni moverme por esos escasos cinco centímetros que me separan de su piel. Me lo pido para esta vida, discuto con las estrellas fugaces para que cumplan mi deseo, soplo pestañas díscolas para que se haga realidad. Para que un día te des cuenta de todo lo que has tenido siempre junto a ti.