martes, 19 de marzo de 2013

#. No es que los martes ya no tengan gritos, somos nosotros los que no tenemos razones para titilar en la nuca del otro y decir: 'vete, no me importa(s)'.


Cuentan que se te ve en la cara, que piensas en ellamucho más que en mí
Dicen que lo saben porque se te quedaron borrachas las pupilas, y yo nunca te di motivos para sacar el ron. 
Yo nunca fui suficiente (pero no dejé de intentarlo y quizá ese fue el problema). 
Podría haber querido al chico de las 'once menos veinte', al primero que me hizo cosquillas sin hacerme daño, al único que me llamó guapa y consiguió que yo me lo creyera. 
Pero tuve miedoTuve miedo de que tú me vieras besando a otro
Tuve miedo de que tú me quisieras tanto, que encontrar en mí marcas de otras lenguas, te astillara las arterias (sobre todo la que lleva mi nombre). 
Tuve miedo y por eso olvidé su número. Tuve miedo y tengo miedo
Por eso renuncié a ser feliz, porque de vez en cuando pienso que erosionarme contigo es mejor que tallar sueños en algún banco con otro, que no signifique tanto como tú, que no me haya dolido en tantos textos, ni en tantos octubres.