viernes, 1 de marzo de 2013

#. ¿Sabes lo que pasa? Que cuando te dije que ya no iba a estar esperándote siempre, te diste cuenta de que habías perdido algo. Y eso es lo que no soportas.

Llego y ya no estás. Es como una batalla sin final en la que sabes que nada va a cambiar. Siempre sale igual, siempre así de mal. Me dicen que no siempre las cosas salen como habíamos planeado, y tú siempre fuiste ese ejemplo. Te das cuenta de que todo se te ha ido de las manos cuando escondes tus lágrimas cada noche por culpa de alguien que te importa de verdad. Cuando tienes quince años, hay pocas cosas en tu vida que destaquen por su importancia, y cuando una de esas cosas importantes de verdad se rompe, da igual que pasen horas, días, meses o incluso años. Siempre lo tienes presente, en mayor o menor medida. He oído por ahí que nada se pierde si no se olvida. Y me he alegrado al descubrir que yo no voy a perderte nunca. Por mucho tiempo que pase. Por mucho daño que me haga su nombre en tus labios. A veces, aprendes a sonreír recordando momentos, en cambio otras, duele como si hubiera sido ayer. Pero supongo que eso pasa con todo, acostumbramos a una parte de nuestro corazón a esa persona, y cuando se va, nunca lo acepta, siempre encuentra excusas para volver a caer. Y duele. Sobretodo cuando se rebela para mostrarnos que esa persona, sea cual sea el tiempo que estuvo en nuestro corazón, dejó huella.