sábado, 8 de marzo de 2014

#. Se apagó la chispa. Esa chispa que un día hubiera podido hacer arder todo un mundo.

Tengo la noche vacía llena de ausencia. Y cuando digo noche me refiero a lo oscuro que se ve todo desde que no me sonríes (que ya sabes que mi luz del final del tunel eras tú cuando me besabas al principio de cada madrugada).
También tengo el suelo lleno de ropa que me he quitado yo sola y el pelo revuelto de dar vueltas en la cama por no poder dormir contigo. Y cualquiera que me viera pensaría que soy feliz. O que te he hecho. A ti, que eres la única definición de amor que conozco (más por lo que dueles que por lo que curas), pero amor al fin y al cabo.
Ya no sé cómo voy a explicarte que me está costando una vida (y siete muertes) desandar lo que nunca anduvimos. Y espero que entiendas que voy a tener que tatuarme un corazón roto en el sitio donde te gustaba morderme para que no se me olvide que un día me lo rompiste. Porque pronto solo serás un recuerdo, te lo prometo (es la única forma que encuentro de que te quedes para siempre).
Tengo más folios que hablan de ti que ganas de leer (y eso que creía que estábamos escritos el uno para el otro), pero a ver si me recuerdas en qué libro era porque en este no dejo de pasar página y sigo sin encontrarnos.
Tengo juegos de palabras sin sentido desde que no me pones encima los cinco tuyos.
Lo tengo todo, menos nada que perder porque ya te he perdido.