martes, 8 de abril de 2014

#. Aunque tú sepas que yo estoy jodida y aunque yo ignore si tú has conseguido ser feliz.

Hace demasiados días que no escribo. Se me están acabando las maneras de decir que te echo de menos, y que te echo de menos es lo único que tengo que decir.
Hace tiempo que escribir y dormir son el mismo verbo, y que no puedo llegar a ninguno de los dos como antes de conocerte. Porque no puedo dormir si no sueño contigo, y no puedo escribir sino escribo que te echo de menos.
No sé si se me nota, pero cada vez menos a menudo encuentro una manera nueva de soñarte o de decirte que te echo de menos.
Y entonces puedo dormir y puedo escribir. Y puedo redimirme con descanso y miedo, de la tragedia de haberte conocido.
El dolor va por dentro menos cuando llueve, y algunas veces me parece que cuando llueve es cuando me hacéis más falta descanso, miedo y tú. Y que por eso sale la procesión y me mojo las mejillas, quizá porque estoy acostumbrada a que llegues con la lluvia.
Al final tengo que reconocer, que aunque te escribo a ti sólo escribo para mí. Y se me ocurre que quizá echarte de menos no sea más que echar de menos quién era yo antes de conocerte.