jueves, 9 de agosto de 2012

#. Apostaría casi cualquier cosa a que jamás te has atrevido a llamarla así a ella.

Y quise pasar inadvertida frente a ti para disimular que estaba ahí, pero no pude evitar quedarme boquiabierta mirando cómo hasta en tu propia mente estabas tan enamorado de alguien más. El problema no estaba en que esa que ocupaba tu mente no fuese yo, sino en que yo nunca te vi así por mí. Y por más que maldijera ese momento y no pudiera controlar mis propias lágrimas, tú nunca reaccionarías ni te darías cuenta de lo mucho que me dolía verte así. Y entonces fue cuando recordé por qué nunca quise creerte.