domingo, 22 de mayo de 2011

Quien tiene un porque, aguanta cualquier cómo. He leído esto en algún sitio & me ha dado que pensar. Yo sé por qué he aguantado tantas cosas, tantos cambios de humor, tantas bipolaridades. He soportado todos los cómo por esos porque que los compensaban. Porque cuando sonríes & apoyas la tapa del bolígrafo bajo tu barbilla, no quiero ver nada más que tu imagen. Porque cuando me haces reír, me siento tan rebosante de alegría que abrazaría a mi peor enemigo. Porque cuando me llamas tonta & te brillan los ojos, se me olvida que el resto del mundo sigue ahí. Porque cuando me haces darme cuenta de que para ti, a base de idas & venidas, me he convertido en alguien importante en tu vida, siento que lo que hago vale la pena. Porque he aprendido cada efímero gesto. Porque podría hacer una colección con las diferentes formas de mirar que tienes. Porque me he acostumbrado al tono exacto de tu piel, a cómo suena tu voz cuando me echas de menos. Porque me he hecho tan dependiente de ti, que resulta doloroso pensar no poder sentir tu olor algún día. Pero quizás, sólo quizás, me he rebelado contra este cómo a causa de que estos porque pierden fuelle. En realidad, todos se han debilitado. Menos uno. Porque te quiero.