Aunque él siempre creyó que con cerrar los ojos, ya nadie lo veía, su callejón se olvidó en casa la salida. Quiso dar la vuelta al mundo en 80 días, & no salió de un parque de Moratalaz. No quiso crecer & el pan de Peter se endurece día a día, ahora baila con lobos tangos tristes de Gardel. Nunca se resignó a que los reyes magos fueran concejales, dibujaba siempre su nombre en los cristales que daban al patio de luces de Nunca Jamás.