domingo, 5 de febrero de 2012

#. No te perdonaré nunca el no saber qué pudo llegar a ser.

Ayer, ayer se acabó todo. Ninguno de los dos dijo nada, pero las horas hicieron que todo estuviera dicho. & hoy, hoy estoy destrozada. Hoy parece que la temperatura ha bajado unos diez grados, el frío se mete en mis huesos & no estas tú para espantarlo. & no lo vas a estar nunca, nunca más. Ayer se marcó un antes & un después en nuestra relación, una línea que ya se venía trazando desde hace tiempo, pero que en este, nuestro último día, se convirtió en un océano que nos separa. & hoy, hoy solo tengo ganas de que vuelva a ser 4 por la mañana & que nada hubiera pasado; no tener en mi mente tu cara, tu llamada ausente & tus pasos dirigiéndote a tu casa. Querría hundir la cabeza en la almohada & que me robaran todos nuestros recuerdos. & hoy, hoy le debo sonrisas forzadas a la gente que me quiere, de esas que cuando ellos se giran se convierten en sollozos. Hoy solo me salva escribir; echar fuera de mí esa voz que me recerda constantemente: ¿No decías que lo abrazarías hasta el final de los tiempos? ¿No decidiste que te arriesgarías por él? & siento vergüenza, vergüenza de mí misma; por haber sido una ingenua, por haber creído en que algo era posible. Sí, hoy siento que un océano nos separa; & me he dado cuenta de que yo nunca aprendí a nadar.