sábado, 4 de febrero de 2012

#. Te enamoras, & caminas por la calle con una sonrisa de oreja a oreja que te hace parecer estúpida. Después, te das cuenta de que lo eras.

Me empiezo a preocupar, lo juro, no sé cómo lo habrás hecho, pero has conseguido que las cosas cambien de una manera alucinante. Has pasado de ser una cosa insignificante a una necesidad para mí. Me reía, me reía de mí & de ellos. De aquellos que me dijeron eso hace tan solo un par de días, pero, sinceramente, hoy lo acabo de descubrir. Me empiezo a preocupar por mi salud mental, porque llevo como ochenta noches seguidas soñando contigo, porque tardo unos dos segundos en pensarte desde que mis ojos abren sus persianas, porque a veces me recorre algo sin sentido, una sensación que me aterra & me deja abandonada. Me empiezo a preocupar porque sin motivo alguno he llorado por ti más de lo que he llorado por nadie en toda mi vida. Porque contigo me he dado cuenta de que soy una celosa compulsiva, de que solamente soy completamente feliz si te tengo a dos centímetros. Me empiezo a preocupar porque me haces daño con palabras que no tienen esa intención, porque me empieza a importar demasiado qué haces, qué dices, qué no haces o qué no dices. Porque a veces me aterra la idea de que esto para ti solo sea un juego, un juego con un ganador & un perdedor, & claramente yo soy lo segundo. Me empiezo a preocupar porque me aterra la idea de que dentro de unos días esto que tenemos se esfume como el humo de los cigarros, me aterra la idea de no poder volver a perderme en ese olor que te caracteriza. Me aterra la idea de no poder recorrer otra vez el mapa de tu cuerpo, señalizado estratégicamente por tus lunares. Me empiezo a preocupar, porque empiezo a pensar que me estoy enamorando de ti, & que para ti, esto es solo una partida más. Una partida en la que tú empezaste el juego, en la que yo continué la partida, en la que ninguno de los dos pusimos las reglas, en la que tú estás haciendo trampas más de lo debido, & en la que yo, voy a perder todo lo apostado.