viernes, 10 de febrero de 2012

#. Que por suerte o por desgracia, yo a ti te lo perdono todo.

Ven. Déjame agarrarme a tus lunares, déjame olvidar que nunca seremos más que eso. Hoy voy a emborracharme de tus sonrisas, quiero una sobredosis de tu olor. Permíteme pensar que en tu subconsciente te lo estás planteando, que estás a punto de dar el paso. Haz que me engañe a mí misma una vez más, se te da fantásticamente bien conseguirlo. Súbeme hasta ese espacio exterior, desde el cual la caída se convierte en un suicidio colectivo de endorfinas. Cambio una eternidad con cualquier cosa a mi alcance por veinticuatro horas contigo. Firmaría hasta mi muerte por tenerte aquí delante. Pero por hoy me conformo con un par de miradas que se precipitan como el azúcar en este café.