martes, 3 de enero de 2012

#. Después de la tormenta llega la calma, pero después de ti... después de ti no hay nada.

Te necesito. Necesito cada gramo de tus brazos que hace días que estudio a conciencia sobre el terreno. Necesito cada centímetro de la piel de tu cuello, la que llevo meses deseando besar. Necesito tu gesto de atención, tu sonrisa cansada, tu risa loca & tu mirada intranquila. Hace tiempo que, sobre todo, esta última. Reflejarme en tus ojos & ver que todo va a ir bien, que nada nos separa. Quizá precise tanto esa mirada porque me hace olvidar, por los segundos justos que poses tu vista serena en mí, que hoy hay más impedimentos que nunca. Quizá parezca adicta a la manera que tienes de hacerme feliz para no pensar en que llegará la noche donde estarás pensando en otros labios. ¿& qué hacer? Mañana será otro día, otro día igual. En el que estaré contándote tonterías, en el que cada brillo en los ojos que evidencie a quién tienes en mente, será como otra pequeña venganza por algo que hice en otra vida; en el que sonreiré muy bajito, con la esperanza de que no me oigas: tienes que presentármela. & seguiré acercándome a tu boca todo lo que me sea posible sin tener esa necesidad de besarte & no dejarte ir nunca más. ¿Sabes? Últimamente, cada vez es más difícil controlar las distancias. ¿& si algún día decido que ya está bien de quererte en silencio?