sábado, 21 de enero de 2012

#. Tengo tan asumida la decepción, que cada vez cuesta más decepcionarme.

No te imaginas cómo duele. Cómo duele ver que te me escapas de las manos, que te resbalas entre medias de mis dedos. No te haces a la idea de lo duro que es ver cómo poquito a poco todo se acaba. Cómo se difuminan las ganas, cómo se atraganta el deseo, cómo ya solo quedan pedacitos de recuerdos, de lugares recónditos que llevan tu nombre & el mío, como ya no hay nada. Nada más que sonrisas & besos que no existen. No puedes imaginar lo que sorprende ver que ya solo hay atisbos. Atisbo de deseo, atisbo de ilusión, atisbo de sonrisa, & de sonrisas sin son. No. No podrías comprenderlo por más que te lo dijera, no sabes ni siquiera ver que ya solo hay migajas de aquello que un día fue o que al menos intenté que fuera. Pero ya no. Ya he perdido fuerzas, nada más empezar la partida he perdido las ganas. & lo siento, pero cada vez se compra más caro el volverte a ver, & que es verdad eso de que por verte sonreír he vuelto yo a perder. & no. Esto se acabó ya, asumámoslo & pongámosle un final. Recuerdo aquellas voces que repetían incesantes que éramos el futuro menos claro. & sí, quizá llevaran razón. Pero, ¿sabes qué? Que puestos a elegir... a mí me gusta más ser un futuro incierto que un pretérito dolorido.