sábado, 4 de junio de 2011

#. Dime quién camina cuando se puede volar.

Quién me mandaría. ¿Por qué narices tuve que convencerte para que te fueras con ella, joder? Gracias a mí ahora estáis más unidos que nunca. & vendrás con una sonrisa en la cara a agradecerme mis consejos, me contarás con ese brillo en los ojos lo bien que lo habéis pasado. & yo sólo podré asentir & ocultar como pueda que cada palabra suya en tus labios es como un cuchillo clavándose en mí. & en cuanto pueda, pondré una escusa, la que sea, con tal de poder encerrarme en cualquier sitio donde tú no me alcances & llorar. Llorar por ser tan tonta, por tener la jodida certeza de que tú no pasas por lo mismo que estoy sintiendo yo. Que cuando te cuento que lo he visto, que me ha llamado, me ha saludado & me ha invitado a salir, no se te forma un nudo en la garganta. Que ya no sé si me estoy amarrando a él para evitar pensar que tú estás con ella o no paro de pensar en las cosas buenas que tienes para que no me afecten cada vez más... Que sólo sé una cosa. Si me pides que me vaya contigo a África, lo tengo más que claro. Cogería un taxi ahora mismo hacia el aeropuerto. No me haría falta ninguna maldita maleta donde guardar esas cosas materiales que a tu lado no tienen sentido: Que te quiero, joder, que te amo.