domingo, 5 de junio de 2011

#. El cuerpo joven pero el alma helada, sé que voy a morir, porque no amo ya nada...

Abro los ojos. Veo, sí, pero no observo. Inspiro. Percibo un olor, sí, pero no sabría concretar cuál es. Deslizo mi mano manta abajo. Sé de su presencia, sí, pero no alcanzaría a definir con exactitud su tacto. Pruebo el último trozo de tarta. Noto el camino que sigue hacia mi estómago, sí, pero no capto sabor alguno. Intento apreciar algún sonido. Oigo, sí, pero no escucho. Alguien dijo alguna vez eso de: "Pienso, luego existo". Yo lo modifico a: "Siento, luego existo". Yo no siento, por tanto, no existo. Dicen que se supera. A mí en realidad me basta con superar un día entero sin derrumbarme. Dicen que en estos momentos es cuando te das cuenta de la importancia del apoyo de tus amigos. ¡A mí de qué me sirven si ya no estás conmigo para disfrutar con ellos! Dicen que la vida sigue. A mí, sinceramente no me convencen. ¡Cómo voy a seguir con mi vida si mi vida eras TÚ! ¡Cómo voy a seguir con mi vida si cada imagen, cada canción, cada recuerdo me llevan a ti! [...]