viernes, 23 de diciembre de 2011

#. Da igual ser miles si hay soledad.

Éramos pura magia. Éramos conexión, éramos sonrisas que nadie entendía. & que nadie podría haber evitado, claro. Éramos tardes de risas, cosquillas & algún que otro te quiero que nunca tuvimos la valentía de decirnos. Éramos miradas llenas de complicidad, éramos algo tan difícil de explicar que tú jamás supiste comprenderlo del todo. Éramos la risa más libre que he escuchado, éramos un perdóname que no decíamos después de cada pelea. & es que éramos capaces de enfadarnos por cualquier cosa & olvidarlo como si no hubiera pasado nada a los cinco minutos. Solo porque necesitábamos volver a sentir el cariño del otro. ¿Sabes cuál es el problema? Que esto es lo que éramos. Pretérito. Pasado. & el pasado es algo que, por definición, nunca vuelve. Por mucho que cierre los ojos con fuerza cada noche, esperando que al abrirlos me despierte el remolino de tu pelo. Ya no sé quién tuvo la culpa de los dos, aunque tal vez los dos fuimos culpables. Pero todos lo dicen, todos se extrañan al ver que hemos perdido aquella complicidad, al notar que solo somos dos extraños que se esquivan para evitar que duelan los recuerdos.