miércoles, 28 de diciembre de 2011

#. Entonces me abrazas. Estás aquí, digo. Antes de besarme me dices: siempre lo estuve.

Es solo una cosa la que te pido; pero tratándose de ti conlleva una lluvia de sonrisas tontas, de miradas a media luz. Dios ¡cómo me encantaría que la distancia se hiciera nada! Te echo de menos, & sé que suena poco creíble porque "solo" llevamos dos días sin hablar, pero esque son ya 6 sin verte. Pero han sido dos días sin esas despedidas que sabes que me encantan; no por el hecho en sí, sino para oír cómo me dices que me quieres. Dos días sin oírte llamarme por mis motes; esos que yo acepté porque habían sido invención tuya & de nadie más. Cuarenta & ocho horas & pico sin saber que le importo a alguien; si bien no sea tanto como tú me importas a mí. Sin saber a ciencia cierta que en este momento que yo pienso en ti, tú también estás haciéndolo. & está claro que no soy perfecta, ¡te asustarías si te dijera de un golpe la cantidad de defectos que tengo! Algo que me gusta mucho es contarte una manía mía, para que a continuación tú me cuentes otra aún peor, que al tiempo se convierte en maravillosa por ser tuya. ¿Te he dicho que me muero por oír tu voz? Vuelve, por favor. Que yo sé que para ti no es importante; pero yo muero por una conversación de esas que me encantan contigo.