viernes, 23 de diciembre de 2011

#. La vergüenza una vez perdida, se pierde para toda la vida.

Juguemos a un juego. Un juego de niños pequeños. A uno en el que ni siquiera sepamos cuáles son las reglas, quién es el contrincante o qué hacer para ganar. Inventemos uno, un juego en el que las normas se impongan sobre la marcha. En el que las trampas se pasen por alto pero en el que no sean necesario hacerlas. Juguemos. Juguemos a jugar. Juguemos a ganar o a perder pero juguemos. Juguemos a que nos de igual lo que nos digan los demás, a tener ganas el uno del otro & a romper el silencio con besos. Juguemos a dibujar sonrisas, a volver a casa embriagados & oliendo al otro. Juguemos a un juego libre de agobios, de ataduras o de imposiciones. A un juego al que nos apetezca jugar, en el que construyamos muy poco a poco las reglas. Juguemos a un juego. Juguemos a ser felices.